DESPERTAR AL AMOR

con un curso de milagros

UNA LLAMADA AL AMOR: MEDITACION - 9 - A. de Mello

MEDITACION 9


"Arrepentíos, porque el reino de Dios está cerca"
(Mt. 4,17)



Imagina que tienes un receptor de radio que, por mucho que gires el dial, sólo capta una emisora. Por otra parte, no puedes controlar el volumen: unas veces, el sonido apenas es audible; otras, es tan fuerte que te destroza los tímpanos. Y , además, es imposible apagarla y, aunque a veces suena bajo, de pronto se pone a sonar estruendosamente  cuando lo que quieres es descansar y dormir. ¿Quién puede soportar una radio que funciona de semejante modo? Y, sin embargo, cuando tu corazón se comporta de un modo parecido, no sólo lo soportas sino que lo  consideras normal y hasta humano.

Piensa en las numerosas veces que te has visto zarandeado por tus  emociones, que has sufrido accesos de ira, de depresión, de angustia, cuando tu corazón se ha empeñado en conseguir algo que no tenías, o en aferrarte a algo que poseías, o en evitar algo que no deseabas. Estabas enamorado, por ejemplo, y te sentías rechazado o celoso; de pronto, toda tu mente y tu corazón empezaron a centrarse exclusivamente en este hecho, y el banquete de la vida se troncó en cenizas en tu boca. O estabas empeñado en ganar las elecciones, y el fragor del combate te impedía escuchar el canto de los pájaros: tu ambición ahogaba cualquier sonido que pudiera "distraerte". O te enfrentabas a la posibilidad de haber contraído una grave enfermedad, o a la pérdida de un ser querido, y te resultaba imposible concentrarte en cualquier otra cosa...en suma, en el momento en que te dejas atrapar por un apego, deja de funcionar ese maravilloso aparato que llamamos "corazón humano". si deseas reparar tu aparato de radio, tienes que estudiar radioelectrónica. Si deseas reformar tu corazón, tienes que tomarte tiempo para pensar seriamente en cuanto a verdades libertadoras. Pero antes elige algún apego que te resulte verdaderamente inquietante, algo a lo que estés aferrado, algo que te inspire temor, algo que ansíes vehementemente... y ten presente ese apego mientras escuchas tales verdades.

Primera verdad: debes escoger entre tu apego y la felicidad. No puedes tener ambas cosas. en el momento en que adquieres un apego, tu corazón deja de funcionar como es debido, y se esfuma tu capacidad de llevar una existencia alegre, despreocupada y serena. Comprueba cuán verdadero es esto si lo aplicas al apego que has elegido.

Segunda verdad: ¿de dónde te vino ese apego? No naciste con él, sino que brotó de una mentira que tu sociedad y tu cultura te han contado, o de una mentira que te has contado tú a ti mismo, a saber, que sin tal cosa o tal otra, sin esta persona o la de más allá, no puedes ser feliz. Simplemente, abre los ojos y comprueba la falsedad de semejante aserto. Hay centenares de personas que son perfectamente felices sin esa persona o esa circunstancia que tu tanto ansías y sin la cual estás convencido de que no puedes ser feliz. Así pues, elige entre tu apego y tu libertad y felicidad.

Tercera verdad: si deseas estar plenamente vivo, debes adquirir y desarrollar el sentido de la perspectiva . La vida es infinitamente más grande que esa nimiedad a la que tu corazón de ha apegado y a la que tú has dado el poder de alterarte de ese modo. Una nimiedad, si, porque si vives lo suficiente, es muy fácil que algún día esa cosa o persona dejen de importarte... y hasta puede que ni siquiera te acuerdes de ella, como podrás comprobar por tu experiencia. Hoy mismo, apenas recuerdes aquellas tremendas tonterías que tanto te inquietaron en el pasado y que ya no te afectan en lo más mínimo.

Y llegamos a la cuarta verdad, que te lleva a la inevitable conclusión de que ninguna cosa o persona que no seas tú tiene el poder de hacerte feliz o desdichado. seas o no consciente de ello, eres tú, y nadie más que tú, quien decide ser feliz o desdichado, según te aferres o dejes de aferrarte al objeto de tu apego en una situación dada.

Si reflexionas sobre estas verdades, puede que tomes consciencia de que tu corazón se resiste a ellas o que, por el contrario, busca razones en su contra y se niega a tomarlas en consideración. Será señal de que tus apegos no te han hecho  sufrir lo bastante como para desear realmente reparar tu "radio espiritual". También es posible que tu corazón no se resista a dichas verdades; en tal caso, alégrate de ello: es señal de que el arrepentimiento, la "remodelación" de tu corazón, ha comenzado, y de que, al fin, el reino de Dios - la vida reconfortantemente despreocupada de los niños- se ha puesto a tu alcance, y que estás a punto de tocarlo con los dedos y tomar posesión de él.

LA RELACION SANTA por Rosa Maria Wynn

En contraposicion a la relacion especial, uno de los conceptos más difíciles de comprender de UCDM, es el de la relación santa, sobre todo en su aplicación diaria. Rosa María Wynn  con su conocimiento infinito, nos explica, de forma magistral, como llevar la luz a cualquier relación especial, para conseguir su transformación y reflejar en ella la verdadera relación que el Hijo de Dios tiene con su Padre
 

 

Lo fundamental del Curso como filosofía, sería el Perdón, la expiación, pero la relación santa es la espina dorsal como método de trabajo. Es donde realmente podemos trabajar los principios que indica el curso.

Una relación santa no esta supeditada a la forma que tenga, eso puede cambiar, no importa que sea nuestro padre, nuestra pareja, un compañero.... Se realiza con una persona que elegimos, una persona que realmente nos importa. Lo más importante que podemos hacer aquí es dar honor a los otros, a nuestras relaciones, a nuestros padres, a nuestros hijos, la familia es Sagrada.

Tenemos que entregar esa relación en nuestra vida deliberadamente. "Esta relación te la entrego Padre" y que su único propósito sea para el beneficio de los tuyos.

Y no vale que sea contigo mismo, ha de ser con el que aparentemente es otro. Finalmente esa persona es tú mismo, es tu espejo. La mayor parte de las veces no podrás ver al otro con los ojos de Cristo, especialmente cuando está en su ego o te está atacando, entonces lo único que quieres es salir corriendo, atacar o esperar para atacar mas tarde.

La relación santa se hace en un momento de cordura, en un momento en el que estas conectado con Dios en el que te das cuenta que lo único que tiene sentido es tu relación con Dios, lo que es de dios, lo que es divino. Cuando alguien nos ataca nos vemos dominados por nuestra ira, por nuestra rabia.

Es un convenio, una promesa que haces con el espíritu, no con la persona. Entregamos una RELACION. No importa si tu pareja está o no en esto, es tu compromiso con el espíritu. Sería mejor que ambos se comprometieran en una relación

LA PEQUEÑEZ Y EL ATAQUE

El ego cree que la mejor defensa es un buen ataque, y quiere que tú también creas eso. Si enseñas ataque en cualquier forma que sea, eso es lo que percibirás, enseñando lo que has aprendido, y ello no podrá sino causarte dolor, pues todo ataque en realidad es un ataque contra uno mismo. 


El ego te enseña a que te ataques a ti mismo porque eres culpable, lo cual no puede sino aumentar tu culpabilidad, pues la propia culpabilidad es el resultado del ataque. Es como un circulo cerrado: Si no te sintieses culpable no te podrías atacar, pues la condenación es la raíz del ataque. 

El ego siempre proyecta sus mensajes fuera de ti, al creer que es otro y no tú el que ha de sufrir por tus mensajes de ataque y culpabilidad. Te vales del ataque para tus propósitos porque crees que ante el ataque, los otros ciertamente reaccionan al percibirlo y, si estás tratando de atacarles, no podrás sino interpretar su reacción como un refuerzo de tu creencia que ante el ataque se logra debilitar, pues al aceptar su vulnerabilidad estás reconociendo que el ataque tiene efectos.

Puesto que no podrás sino proyectar tus pensamientos de ataque, temerás ser atacado, pues los que se sienten culpables esperan ser atacados, y habiendo pedido eso, se sienten atraídos por el ataque. 

Los pensamientos de ataque, por lo tanto, hacen que seas vulnerable en tu propia mente, que es donde se encuentran. Y si esos pensamientos entrañan forzosamente la creencia de que eres vulnerable, su efecto no es otro que debilitarte ante tus propios ojos. 

Al reconocer que cualquier ataque que percibes se encuentra en tu mente, y sólo en tu mente, has por fin localizado su origen, y allí donde el ataque tiene su origen, allí mismo tiene que terminar. El miedo y el ataque están inevitablemente interrelacionados así como Los pensamientos de ataque y la invulnerabilidad no pueden aceptarse al unísono, pues se contradicen entre sí.

UNA LLAMADA AL AMOR: MEDITACION - 8 - A. de Mello

MEDITACION 8


"He venido a este mundo para un juicio: para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos".
(Jn 9,39)



Se dice que el amor es ciego. Pero ¿lo es de veras? De hecho, nada hay en el mundo tan clarividente como el amor. Lo que es ciego no es el amor, sino el apego: ese estado de obcecación que proviene de la falsa creencia de que algo o alguien es del todo necesario para ser feliz. ¿Tienes algún apego de esa clase? ¿Hay cosas o personas sin las que, equivocadamente, creas que no puedes ser feliz? Haz una lista de ellas ahora mismo, antes de que pasemos a ver de qué manera exactamente te ciegan.

Imagínate a un político que está convencido de que no puede ser feliz si no alcanza el poder: la búsqueda del poder va a endurecer su sensibilidad para el resto de su vida. Apenas tiene tiempo para dedicarlo a su familia y sus amigos. De pronto, ve a todos los seres humanos -y reacciona ante ellos- en función de la ayuda o amenaza que pueden suponer para su ambición. Y los que no suponen ninguna de las dos cosas ni siquiera existen para él. Si, además de esta ansia de poder, está apegado a otras cosas, como el sexo o el dinero, el pobre hombre será tan selectivo en sus percepciones que casi puede afirmarse que está ciego. esto es algo que ve todo el mundo, excepto él mismo. Y es también lo que conduce al rechazo del Mesías, al rechazo de la verdad, la belleza, y la bondad, porque uno se ha hecho ciego para percibirlas.

Imagínate ahora a ti mismo escuchando una orquesta cuyos timbales suenan tan fuerte que hacen que no se oiga nada más. Naturalmente, para disfrutar de una sinfonía tienes que poder oír cada uno de los instrumentos. Del mismo modo, para vivir en ese estado que llamamos "amor" tienes que ser sensible a la belleza y al carácter único de cada una de las cosas y personas que te rodean. difícilmente podrás decir que amas aquello que ni siquiera ves; y si únicamente ves a unos cuantos seres, pero excluyes a los otros, eso no es amor ni nada que se le parezca, porque el amor no excluye absolutamente a nadie, sino que abraza la vida entera: el amor escucha la sinfonía como un todo, y no únicamente tal o cual instrumento.

Detente ahora por unos instantes y observa cómo tus apegos -al igual que el apego del político al poder, o el del hombre de negocios al dinero- te impiden apreciar debidamente la sinfonía de la vida. O tal vez prefieras verlo de esta otra manera: existe una enorme cantidad de información que, procedente del mundo que te rodea, afluye hacia ti a través de los sentidos, los tejidos y los diversos órganos de tu cuerpo; pero tan sólo una pequeña parte de esa información consigue llegar a tu mente consciente. Es algo parecido a lo que ocurre con la inmensa cantidad de "feed-back" que se envía al Presidente de una nación: Sólo una mínima parte de la misma llega hasta él, porque alguien en su entorno se encarga de filtrar y de tamizar dicha información. ¿Quién decide, pues, lo que finalmente, de entre todo el materia que te llega del mundo circundante, se abre camino hasta tu mente consciente? Hay tres filtros que actúan de manera determinante: tus apegos, tus creencias y tus miedos.

En primer lugar, tus apegos: inevitablemente, siempre prestarás atención a lo que favorece o pone en peligro dichos apegos, y fingirás no ver lo demás. Lo demás no te interesará más de cuanto pueda interesarle al avaro hombre de negocios cualquier cosa que no suponga hacer dinero. En segundo lugar, tus creencias: piensa por un momento en el individuo fanático que tan sólo se fija en aquello que confirma lo que él cree y apenas percibe cuanto pueda ponerlo en entredicho, y comprenderás lo que tus creencias suponen para ti. Finalmente tus miedos: si supieras que ibas a ser ejecutado dentro de una semana, tu mente se centraría exclusivamente en ello y no podrías pensar en otra cosa. Esto es lo que hacen los miedos: fijar tu atención en determinadas cosas, excluyendo todas las demás. Piensa equivocadamente que tus miedos te protegen, que tus creencias te han hecho ser lo que eres y que tus apegos hacen de tu vida algo apasionante y firme. Y no ves, sin embargo, que todo ello constituye una especie de pantalla o filtro entre ti y la sinfonía de la vida.

Naturalmente, es del todo imposible ser plenamente consciente de todas y cada una de las notas de dicha sinfonía. Pero, si logras mantener tu espíritu libre de obstáculos y tus sentidos abiertos, comenzarás a percibir las cosas tal como realmente son y a establecer una interacción mutua con la realidad, y quedarás cautivado por la armonía del universo. Entonces comprenderás lo que es Dios, porque al fin habrás entendido lo que es el amor.

Míralo de este modo: tú ves a las personas y las cosas, no tal como ellas son, sino tal como eres tú. Si quieres verlas tal como ellas son, debes prestar atención a tus apegos y a los miedos que tales apegos engendran. Porque, cuando encaras la vida, son esos apegos y esos miedos los que deciden qué es lo que tienes que ver y lo que tienes que ignorar. Y sea cual sea lo que veas, ello va a absorber tu atención. Ahora bien, como tu mirar es selectivo, tienes una visión engañosa de las cosas  y las personas que te rodean. Y cuanto más se prolongue esa visión deformada, tanto más te convencerás de que ésa es la verdadera imagen del mundo, porque tus apegos y tus miedos no dejan de procesar nuevos datos que refuercen dicha imagen. Esto es lo que da origen a tus creencias, las cuales no son sino formas fijas e inmutables de mirar una realidad que, de por sí, no es fija ni inmutable, sino móvil y en constante cambio. Así pues, el mundo con el que te relacionas y al que amas no es ya el mundo real, sino un mundo creado por tu propia mente. Sólo cuando consigas renunciar a tus creencias, a tus miedos y a los apegos que los originan, te verás libre de esa insensibilidad que te hace ser tan sordo y tan ciego para contigo mismo y para con el mundo.

UNA LLAMADA AL AMOR: MEDITACION - 7 - A. de Mello

MEDITACION 7


"Airado, el dueño de la casa le dijo a su siervo: 'Sal en seguida a las calles y plazas de la ciudad y traéte a los pobres y lisiados y ciegos y cojos"
(Lc. 14,21)


Piensa en alguien que te desagrade: alguien a quien sueles tratar de evitar, porque su presencia te produce sentimientos negativos. Imagina que estás ahora mismo en presencia de es persona y observa cómo surgen las emociones negativas... Es perfectamente posible que imagines a alguien pobre, lisiado, ciego o cojo

Comprende ahora que, si invitas a tu casa a esa persona, ese mendigo que anda por las plazas y las calles, es decir, si la  invitas a estar en tu presencia, ella te ofrecerá algo que ninguno de tus encantadores y amables amigos, por muy rico que sea, pueden ofrecerte. Te revelará a ti mismo tu propio ser y la naturaleza humana: una revelación tan valiosa como cualquiera de las que pueden hallarse en la Biblia, porque ¿de qué te vale conocer todas las Escrituras si no te conoces a ti mismo y, consiguientemente, vives como si fueras un "robot"? La revelación que este mendigo va a hacerte servirá para ensanchar tu corazón hasta que haya espacio en él para toda criatura viviente. ¿Puede haber mejor regalo?

Trata de verte ahora reaccionando negativamente y hazte la siguiente pregunta: "Tengo yo el control de esta situación o, por el contrario, es la situación la que me domina a mí?" Esa es la primera revelación. Y a continuación viene la segunda: la manera de controlar esta situación consiste en que tengas el control de ti mismo, cosa que en realidad no sucede. ¿Cómo se logra este dominio? Todo lo que tienes que hacer es comprender que hay personas en el mundo que, si estuvieran en tu lugar, no se verían afectadas negativamente por esa persona, sino que controlarían la situación y estarían por encima de ella, no sometidas a ella como tú lo estás. Así pues, no es esa persona la que origina tus sentimientos negativos, como equivocadamente crees, sino tu "programación": ésta es la tercera y principal revelación. Observa lo que ocurre cuando logras realmente comprender esto.

Una vez recibidas estas revelaciones acerca de ti mismo, presta atención a la revelación relativa a la naturaleza humana. ¿sabes si esa otra persona es o no responsable de ese comportamiento o esa característica suya que te hace reaccionar negativamente? Sólo puedes persistir en tus sentimientos negativos si crees, equivocadamente, que esa persona es perfectamente libre y consciente y, por lo tanto, responsable. Pero ¿acaso hay alguien que haga el mal con pleno conocimiento de causa? La capacidad de hacer el mal o de ser malo no tiene que ver con la libertad, sino que es una enfermedad, porque supone una falta de consciencia y de sensibilidad. Los que son verdaderamente libres no pueden pecar, como tampoco Dios puede hacerlo. Esa pobre persona que tienes ante ti es una persona lisiada, ciega, coja, no la persona terca y malévola que tú, neciamente, creías. Trata de comprender esta verdad; considérala detenida y profundamente, y verás cómo tus emociones negativas dan paso a la ternura y la compasión. De pronto se hará espacio en tu corazón para quien había sido ignorado y despreciado por los demás... y por ti mismo.

Ahora constatarás cómo en realidad era ese mendigo que te ofrecía a ti la verdadera limosna de ensanchar tu corazón con la compasión y darle a tu espíritu las alas de la libertad. Ahora, en lugar de estar sometido tú a esas personas (que tenían la virtud de producirte emociones negativas, lo cual te obligaba a desviarte de tu camino para evitarlas), posees la libertad de no evitar a ninguna de ellas e ir adonde quieras. Una vez que lo hayas visto, comprobarás cómo al sentimiento de compasión se ha añadido en tu corazón el sentimiento de gratitud hacia ese mendigo que, de hecho, es tu benefactor. Y experimentarás también un nuevo e inusitado sentimiento: del mismo modo que el que ha aprendido a nadar desea encontrar el agua donde poder hacerlo, así anhelarás también tú la compañía de esos seres lisiados, ciegos y cojos, porque siempre que estás con ellos, en lugar de experimentar como antes la opresión y la tiranía de los sentimientos negativos, ahora puedes verdaderamente sentir una compasión cada vez mayor  una inefable libertad. Y apenas puedes reconocerte a ti mismo saliendo a las calles y plazas de la ciudad, obediente al mandato del maestro, en busca de los pobres, lisiados, ciegos y cojos.

ESTABLECER EL PROPOSITO



A lo largo de la vida uno se topa con el momento en el que decide que tal vez es el momento de convertirte en un ser más espiritual, y las dudas surgen al valorar qué acciones deberíamos realizar para alcanzar dicho estado.

Tenemos la tendencia a pensar que se ha de hacer algo para ser o sentirse más espiritual. Por ello establecemos una serie de actos en consonancia con nuestras creencias sobre lo que deberíamos hacer para sentirnos de esa manera (ir a la iglesia, meditar, etc), pero pronto comprendemos que alcanzar esta situación no depende de lo que se hace sino de lo que uno es

 
Desde UCDM jamás se habla de lo que debemos hacer desde la conducta, lo importante es lo que establece nuestra mente (propósito). El propósito de Un Curso de Milagros es la sanación interior, mediante un cambio en la percepción que nos permita eliminar todas las ilusiones mediante el uso del perdón: perdonar aquello que nos ilusiona, lo que vemos, sentimos, a nuestros hermanos; es la única manera de convertirnos en expresiones de amor, una invitación a una forma de vivir aquí que nos saca de la amargura de la culpa y del dolor a través de un sistema de pensamiento espiritual que finalmente substituirá nuestra retorcida manera de ver las cosas. 

Lo opuesto al amor es el miedo,
pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos.
(T-Intr.1:8)


Dentro del mundo ilusorio no existe una actividad que pueda considerarse más  espiritual que otra. No hay nada que tenga significado en sí mismo. No hay una forma de vivir (new age, ecológica, vegetariana, etc.) que resulte ser más espiritual que otra. Cualquiera de esas situaciones se pueden practicar con amor o con temor, juicio y culpabilidad. Somos responsables de nuestras propias experiencias y por tanto la necesidad que tenemos de espiritualizar la materia no nos hace ser mejores o peores. 

Por ello, para conseguir nuestro propósito de sanación, tan solo es necesario el deseo de alcanzarlo. Porque al desearlo, preparas tu mente para que suceda, en la medida en que recono­ces que lo deseas por encima de todas las cosas. No es necesario que hagas nada, de hecho, es necesario que comprendas que no puedes hacer nada más. No te empeñes en darle al Espíritu Santo la espiritualidad que Él no te pide, pues de lo contrario, creerás que el ego forma parte de Él y confundirás a uno con otro.

Lo importante es saber para qué hacemos las cosas, cual es el significado que nuestra mente le da a toda situación frente a la que nos encontramos. El propósito de lo que hacemos es lo realmente importante, sin importar la forma o la apariencia a le que nosotros le adjudiquemos.

 La prueba a la que puedes someter todas las cosas en esta tierra es simplemente esta:¿“Para qué es”? La contestación a esta pregunta es lo que le confiere el significado que ello tiene para ti. De por sí, no tiene ninguno; sin embargo, tú le puedes otorgar realidad, según el propósito al que sirvas.
(T-24.VII.6:1-3)

Ante cualquier situación a la que te enfrentes lo primero a considerar es lo que yo pretendo obtener de una situación. ¿Cuál es su propósito?

Se ha determinar inicialmente el objetivo a alcanzar pues eso es lo que ha de determinar el resultado, pues decidir de antemano lo que uno desea que ocurra implica percibir la situación como un medio para alcanzar tu objetivo obviando todo aquello que pueda interferir en su consecución. La verdad es todo aquello que te dirige a tu objetivo y lo falso es aquello que te separa. Tener a la verdad por objetivo, independientemente de cual pueda ser el desenlace te acerca a la paz.

El ego actúa de manera inversa pues desconoce lo que se pretende de cada situación, no existe propósito alguno, por lo que todo parece acontecer al azar, de forma incomprensible imposibilitando cualquier evaluación. Es a posteriori cuando al analizar la situación intentas darle sentido, anclando tu experiencia y tus juicios, a valoraciones pasadas. Es por lo tanto la situación la que determina el resultado y la experiencia, y no al contrario, como debería ser

Únicamente el propósito que ves en ello  [lo que sea] tiene significado, y si éste es verdad, su seguridad está garantizada.
Si no es verdad, no tiene propósito alguno, ni sirve como medio para nada.
Cualquier cosa que se perciba como medio para la verdad comparte la santidad de ésta y descansa en una luz tan segura como la verdad misma...
(T-24.VII.5:5-7)

UNA LLAMADA AL AMOR: MEDITACION - 6 - A. de Mello


MEDITACION 6


"Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza"
(Mt. 8,20)



He aquí un error que la mayoría de las personas cometen en sus relaciones con los demás: tratar de construirse un nido estable en el flujo constantemente móvil de la vida.

Piensa en alguien cuyo amor desees. ¿Quieres ser alguien importante para esa persona y significar algo especial en su vida? ¿Quieres que esa persona te ame y se preocupe por ti de una manera especial? Si es así abre tus ojos y comprueba que estás cometiendo la necedad de invitar a otros a reservarte para sí mismos, a limitar tu libertad en su propio provecho, a controlar tu conducta, tu crecimiento y tu desarrollo de forma que éstos se acomoden a sus propios intereses. Es como si la otra persona te dijera: "Si quieres ser alguien especial para mí, debes aceptar mis condiciones, porque, en el momento en que dejes de responder a mis expectativas, dejarás de ser especial" ¿Quieres ser alguien especial para otra persona? Entonces has de pagar un precio en forma de pérdida de libertad. Deberás danzar al son de esa otra persona, del mismo modo que exiges que los demás dancen a tu propio son si desean ser para ti algo especial.

Párate por un momento a preguntarte si merece la pena pagar tanto por tan poco. Imagina que a esa persona, cuyo especial amor deseas, le dices: "Déjame ser yo mismo, tener mis propios pensamientos, satisfacer mis propios gustos, seguir mis propias inclinaciones, comportarme tal como yo decida que quiero hacerlo...". En el momento que digas estas palabras, comprenderás que estás pidiendo lo imposible. Pretender ser especial para alguien significa, fundamentalmente, someterse a la obligación de hacerse grato a esa persona y, consiguientemente, perder tu propia libertad, Tómate el tiempo que necesites para comprenderlo...

Tal vez ahora estés ya en condiciones de decir: "Prefiero mi libertad antes que tu amor". Si tuvieras que escoger entre tener compañía en la cárcel o andar libremente por el mundo en soledad, ¿qué escogerías?  Dile ahora a esa persona: "Te dejo que seas tú mismo/a, tener tus propios pensamientos, satisfacer tus propios gustos, seguir tus propias inclinaciones, comportarte tal como decidas que quieres hacerlo... " En el momento en que digas esto, observarás una de estas dos cosas: o bien tu corazón se resistirá a pronunciar esas palabras y te revelarás como la persona posesiva y explotadora que eres (con lo que es hora que examines tu falsa creencia de que no puedes vivir o no puedes ser feliz sin esa otra persona), o bien tu corazón pronunciará dichas palabras sinceramente, y en ese mismo instante se esfumará todo tipo de control, de manipulación, de explotación, de posesividad, de envidia... "Te dejo que seas tu mismo: que tengas tus propios pensamientos, que satisfagas tus propios gustos, que sigas tus propias inclinaciones, que te comportes tal como decidas que quieres hacerlo..."

Y observarás también algo más: que la otra persona deja automáticamente de ser algo especial e importante para ti, pasando a ser importante del mismo modo en que una puesta de sol o una sinfonía son hermosas en sí mismas, del mismo modo en que un árbol es algo especial en sí mismo y no por los frutos o la sombra que pueda ofrecerte. Compruébalo diciendo de nuevo: "Te dejo que seas tú mismo..." Al decir estas palabras te has liberado a ti mismo. Ahora ya estás en condiciones de amar. Porque, cuando te aferras a alguien desesperadamente, lo que le ofreces a la otra persona no es amor, sino una cadena con la que ambos, tú y la otra persona amada, quedáis estrechamente atados. El amor sólo puede existir en libertad. El verdadero amante busca el bien de la persona amada, lo cual requiere especialmente la liberación de ésta con respecto a aquél.