DESPERTAR AL AMOR

con un curso de milagros

RELIGION Y AMOR


Cualquiera que sea amoroso retorna al hogar divino. No importa el camino que tome ni el nombre que le dé. Ningún camino es mejor que otro. No llegarás a casa más rápido si crees en mí que si crees en Krishna o Buda.




El hombre o la mujer que más aman son los que más progresan. La verdad es así de simple. Las religiones, las sectas y los dogmas no son sino obstáculos en el camino a casa. Cualquiera que piense que tiene la única verdad construye su casa sobre arenas movedizas. No tardará en descubrir que su orgullo, su estrechez mental y la falta de tolerancia hacia los demás han sido la causa de su perdición.

Si eres una persona amorosa, ¿qué importa que seas judío, o musulmán, o taoísta? Ese amor se expresa independientemente de lo que creas. El lenguaje del amor no es un lenguaje de palabras. Unas pocas palabras y un gesto sentido son suficiente para transmitir tu amor y tu aceptación a otra persona.

Las palabras y los conceptos no te abrirán el corazón. Sólo el amor puede abrir el corazón. Practica mi enseñanza de amor y perdón. Practica el dar y recibir amor en todas las vertientes de tu vida: en tu familia, con tus amigos, en tu comunidad, incluso con los extraños.

 No dejes que las diferencias entre vuestras creencias, entre vuestras culturas o el color de vuestra piel os mantengan apartados. Porque esas cosas sólo son el manto externo que recubre tu verdadera identidad. Si quieres conocer la verdad, debes aprender a mirar más allá de las apariencias. Debes aprender a mirar no sólo con los ojos, sino con el corazón. Cuando lo hagas, no verás un adversario, sino un hermano, una hermana, un amigo.

Cuando miras con el corazón, sientes el dolor y la confusión de tu amigo. Sientes compasión por la experiencia universal de sufrimiento que ambos compartís. Desde esa compasión nace el amor –no el amor que quiere cambiar o mejorar a los demás- sino el amor que acepta, afirma, conecta, hace amigos y fortalece a los demás.

El amor es la única puerta a la vida espiritual. Sin amor, sólo hay dogmas y creencias rígidas y temerosas. Sin amor no hay compasión ni caridad. Los que juzgan a los demás, predican para ellos y tratan de redimirlos sólo están proyectando su propio miedo e inadecuación. Usan las palabras de la religión como sustituto del amor que son incapaces de dar o recibir. Muchos de los que están más tristes y separados del amor viven a la sombra del púlpito y ascienden a él cada domingo para juzgar y extender el mensaje de su propio miedo. No los juzgues, porque ellos también están pidiendo amor con su propio estilo dolorido. Pero no aceptes la culpa que ponen a tus
pies. No es tuya.

Quienes viven una auténtica vida espiritual –independientemente de la tradición que sigan- están centrados en su amor por Dios y por todos los seres. Cuando se encuentran, sólo tienen buenos deseos y elogios los unos para los otros.

Para ellos las etiquetas no significan nada. Para los que practican su fe, Dios es el único Rey de Reyes, y los hombres y mujeres, crean lo que crean, son absoluta e incondicionalmente iguales. Todos son igualmente amados y valorados por Dios. No hay descastados ni paganos.

Ya lo he dicho antes y lo volveré a repetir: el dogma religioso, la superioridad moral y el falso orgullo generan división, ostracismo y alienación. Son las herramientas del juicio, no del amor. Mis discípulos aprenden a mirar todo lo que ocurre con el corazón y la mente abiertos. Están cada vez más dispuestos de renunciar a sus creencias estrechas y a sus prejuicios. Evitan condenarse a sí mismos o a los demás por los errores que cometen, pero tratan de aprender de esos errores para no tener que repetirlos.

Mis discípulos cada día se muestran más respetuosos e íntimos en su relación con Dios. Aprenden a dejar que el Dios interno dirija sus vidas. Pensar en mí y seguir mi ejemplo los ayuda a hacerlo.

Nada externo puede impedirte abrazar mis enseñanzas. Pero eso no significa que estés preparado para recorrer este camino. Si aún sigues aferrándote a dogmas o credos, no podrás dar el primer paso. Si estás convencido de que tú o algún otro sois malos o culpables, no podrás avanzar. Si crees que ya tienes las respuestas, puedes empezar a caminar, pero estarás siguiendo otro camino.

El Evangelio según Jesus. Paul Ferrini

¿QUIEN .. REALMENTE .. ERES ?

EL DESPERTAR Y EL ALMA GEMELA

Cuando hablamos del despertar espiritual nos estamos refiriendo a tomar conciencia de quiénes somos realmente. Somos seres espirituales viviendo experiencias humanas para aprender. La vida en la tercera dimensión es una escuela, pero muchas veces olvidamos eso, olvidamos quiénes somos, olvidamos los dones que tenemos y el uso que podemos hacer de ellos.

La aparición del alma gemela en nuestra vida por lo general supone un avance en ese proceso de despertar espiritual, ya que las cosas sobrenaturales que nos pasan con ella, nos hacen investigar, buscar información sobre lo que nos está pasando, y eso nos lleva irremediablemente a leer sobre la espiritualidad.
Una de las misiones de nuestra alma gemela, y también la nuestra, es ayudar al otro en la evolución espiritual. El alma gemela no aparece para ser nuestro príncipe azul, (aunque si de paso lo es, mucho mejor), sino para ayudarnos a recordar quiénes somos y a seguir avanzando en nuestro camino. Para que ese avance se dé, muchas veces nuestra alma gemela nos puede poner pruebas realmente difíciles y que nos resultan dolorosas. Pero paradójicamente, es ahí donde más se aprende.

Nuestro objetivo debería ser aprender a través del amor, no del dolor, pero como he comentado en otras ocasiones, la intervención del ego es la que nos causa dolor. Según vamos trabajando a nivel interno con meditaciones, reiki, etc., vamos dando más paso a nuestra parte espiritual y dejando un poco más de lado al ego. Suele ser un proceso lento, pero si se trabaja con ahínco, se consiguen resultados.

Los tiempos que corren actualmente son tiempos de despertar. Muchas almas están despertando ahora y las que llevan unos pasitos adelantados, tienen como misión ayudar a las que acaban de empezar. Todos somos maestros y todos somos alumnos a la vez. En cualquier caso, nuestras acciones deben ir motivadas siempre por el amor, ya que como me dice el Ser de mi alma gemela a veces, EL AMOR TODO LO PUEDE, EL AMOR TODO LO SOPORTA. Pero hablamos de un amor elevado, no de un amor humano condicionado. El descubrimiento y la vivencia de ese amor elevado en nuestros corazones es algo delicioso que no podemos perdernos.

TODOS SOMOS UNO

EL ATAQUE Y LA INVULNERABILIDAD

"Cualquier forma de ataque te planta en la tortuosa escalera que te aleja del Cielo. Sin embargo, en cualquier instante todo esto se puede deshacer". 
(T-23.II.22:4-5)



El miedo es la única razón por la que atacas. Proyectamos nuestro miedo hacia la otra persona pretendiendo que somos victimas de un ataque y con nuestro miedo y nuestro ataque perdemos nuestra cordura hasta límites insospechados. Sin embargo no somos capaces de recordar que aquella persona que pensamos nos ataca, no es sino una proyección inconsciente de lo que creemos de nosotros mismos. Para el ego, en su locura, el ataque más atroz es irrelevante. Afortunadamente todo es una invención de nuestra mente:

"El secreto de la salvación es sino este: que eres tu el que se esta haciendo todo esto a si mismo. No importa cual sea la forma del ataque, eso sigue siendo verdad. No importa quien desempeñe el papel de enemigo y quien el de agresor, eso sigue siendo verdad. No importa cual parezca sea la causa de cualquier dolor o sufrimiento que sientas, eso sigue siendo verdad. Pues no reaccionarias en absoluto ante las figuras de un sueño si supieses que eres tu el que lo esta soñando. No importa cual odiosas y cuan depravadas sean, no podrían tener efectos sobre ti a no ser que no te dieses cuenta de que se trata tan solo de tu propio sueño" (T-27.VIII.10:1-6)


Cualquier concepto de ataque no es sino un vano intento de proyectar la responsabilidad de la culpa sobre otro reforzando la idea que puedes atacar. Yo mismo no hago sino fabricar aquello de lo que me estoy defendiendo. ¡Que locura! Y al fabricarlo lo hago real para mi, pues como dice el Curso: “No hay pensamientos fútiles”. Aprendes a responder con ataque al ataque, y justificas haber sido atacado, otorgas realidad al ataque y por tanto temerás ser atacado, y si así lo crees, no puedes sino pensar que no eres invulnerable.


La vulnerabilidad al ataque hace mella en tu sistema de pensamiento, otorgándole valor a lo que el ego piensa de ti, y descartando todo conocimiento de lo que eres en realidad. Los pensamientos de ataque y la invulnerabilidad se contradicen entre sí y por lo tanto no pueden aceptarse conjuntamente. Eliges uno u otro: Aprendes lo que enseñas y si enseñas ataque, aprendes ataque: Muestras y reconoces tu vulnerabilidad y tu pequeñez al haber elegido al ego como tu guía.

Tu eres el fuerte en este conflicto, has elegido por un instante al guía incorrecto. Examina por qué ante cualquier ataque, respondes con las defensas el ego, y verás que siempre es para justificar las ilusiones, pues sólo las ilusiones necesitan defensa. Si te defiendes como si te persiguieran estarás enseñando persecución. Enseña únicamente tu inmunidad y tu invulnerabilidad, que es la verdad acerca de ti, y date cuenta que no puede ser atacada. Pues, ¿Cómo podría la verdad necesitar defensa alguna? Nunca trates de protegerla pues si lo haces, creerás es susceptible de ser atacada.

Aprende que cualquier cosa que necesite defensa te debilitará, pues no es la verdad. Tu valía la estableció Dios y no el ego y esa es la única verdad. Tu grandeza es eterna e inmutable porque así fuiste creado.La grandeza es de Dios y sólo de Él. Por lo tanto, siempre se encuentra en ti. Cuando te vuelves consciente de ella, abandonas al ego automáticamente, ya que en presencia de la grandeza de Dios la insignificancia del ego resulta perfecta­mente evidente. Tú eres el fuerte en este aparente conflicto y no necesitas ninguna defensa.

“Enseña solo amor pues eso es lo que eres” (T-6.I.13:2)

Por tanto, ¿qué lección podemos obtener de un ataque? Pensemos por ejemplo, que cualquier ataque es una convocatoria de amor, una oportunidad para extender nuestro amor y mostrar todo lo que eres; una oportunidad para recibir todo lo que das a través del perdón; pensemos que es la única opción para reconocer tu grandeza y tu mansedumbre (la verdadera fortaleza) y la oportunidad de aceptar tu propia responsabilidad en todo cuanto acontece.

Soy responsable de lo que veo.
Elijo los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar.
Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí. (T-21.II.2:3-5)

El Curso es muy claro con respecto a como actuar cuando percibas que has atacado o te han atacado, y lo percibirás en seguida al notar un gran malestar interior, porque eres tú el que has decidido no sentirte dichoso al reaccionar sin amor a una de las creaciones de Dios. Percibes esto como un pecado: tu paz mental se altera, y te pones a la defensiva previendo un nuevo ataque. 

Pero afortunadamente el origen del problema está en tu mente: Tú eres quién tomo la decisión de reaccionar de esa manera y por tanto tú eres el único que la puede revocar, al decidir que elegiste equivocadamente y que puedes hacerlo de manera diferente.

Olvida al ego y decide a favor de Dios. Pon el problema en manos del Espíritu Santo pues en su respuesta encuentras la solución a toda incomodidad, pues esta no puede provenir de ti, sino que se encuentra en ti porque fue el propio Dios quien la puso ahí:

Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz.
Yo mismo tomé esa decisión, por lo tanto, puedo tomar otra.
Quiero tomar otra decisión porque deseo estar en paz.
No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito  anulará todas las consecuencias de mi decisión equivocada.
Elijo permitírselo, al dejar que Él decida en favor de Dios por mí. (T-5.VII.6:7-11)



CORREGIR EL ERROR


Cuantas veces nos sentimos tentados de corregir desde nuestra “buena voluntad” e imponer, ante cualquier equivocación o error que percibimos, lo que creemos que es cierto.


¿Cual es la razón de todo ello? ¿Qué motivos me han movido a querer hacerlo?  En principio, parece ser un actitud correcta y apropiada, descubrir el error, en la confianza de que tú tienes la potestad de ver lo que tu hermano no es capaz de ver y desde esa posición de teórica superioridad, querer sanarlo.

Pero… tal vez sean mis propios intereses los que se estén manifestando y no lo intereses de ambos en aras de obtener un beneficio mutuo. Ciertamente estoy observando a mi hermano con una mirada de separación, apreciando en el otro los errores que por supuesto yo no soy capaz de cometer. Tal vez no sea sino una oportunidad para llevarlo hacia mis propias ideas, más allá de donde él se sienta capaz de llegar.

Intentar transformar al otro mediante la corrección es reconocer que el error no está en él sino en mí.

En la mente de tu hermano hay una luz que siempre existe, una luz que no es sino la voz del Espíritu Santo que por Dios habla desde él para ti. Y eso ha de ser así, pues nunca podrías creer que Su Voz es para ti a no ser que la oigas a través de otro.

“Sus palabras son la respuesta que el Espíritu Santo de da a ti” (T-9.II.5:10)

Esta claro que puede ser que tu hermano no sepa muy bien quién es o que su guía no es el verdadero Guía, pero en cualquier caso es santo por ser un Hijo de Dios y como tal lo has de reconocer pues esa es la única visión corregida.

Por ello, en ocasiones, verás que aquello que dice no tiene ningún sentido o reacciona y actúa según los dictados del ego, pero tu tarea es decirle que tiene razón, pues cualquier intento de corregir los errores del ego no es sino reconocer que tú mismo no estás viendo a tu hermano con los ojos de la verdad, sino con los de la percepción, y por tanto, al juzgar, no puedes sino estar escuchando al ego en ti.

“Reaccionar ante cualquier error por muy levemente que sea, significa que no se está escuchando al Espíritu Santo” (T-9.III.4:1)

Si el Espíritu Santo mora en ti y en él, y no puede establecer comunicación con el ego, ¿Como podría ser capaz de ver los errores ajenos? La única forma de contemplar a tu hermano es ver su cordura, aceptarlo tal y como es, pues la verdad mora en él de la misma forma que mora en ti. En realidad tu no has cometido ningún error; lo que pasa es que sin darnos cuenta es nuestro ego el que nos hace cometerlo, tu Ser verdadero nunca ha cometido errores.


Corregir el error, no es sino un nuevo ejemplo de la confusión de niveles, pues vemos los errores de nuestro prójimo más allá de la mente donde se originan. El ego es una trampa y nos hace ver la vida en dualidades: bueno- malo, arriba-abajo, blanco-negro etc… Al intentar corregir verbalmente allí donde los percibimos, no solo hace que los errores ajenos los consideres como propios, sino que estas alejando a tu hermano de ti

“Necesita corrección en otro nivel porque su error se encuentra en otro nivel:” (T-9.III.2:9)

Por eso, con respecto a los errores que percibes en los demás, tu única función es sanar, pues al sanar reconoces al otro tal y como es, y en esa nueva forma de contemplar, la condenación deja de ser real para ti, dejas de juzgar y de considerar que puedes corregir. Pon en manos Dios la corrección y libera a tu hermano de sus ataduras, permitiéndole ejercer su función, pues en realidad, él es el que ha venido a ayudarte a ti.

“Puesto que mi voluntad es conocerme a mí mismo, te veo a ti como el Hijo de Dios y como mi hermano” (T-9.III.12:6)