Con el comienzo del curso, he creido adecuado reeditar estas entradas (tres, por cuestiones de espacio) para que puedas entender, quizás un poco mas claramente, el significado de cada uno de los Principios de los Milagros.
No desesperes ni permitas que tu mente renuncie al aprendizaje. Son solo juegos de la misma para evitar que puedas alcanzar el conocimiento presente en tí. Todo lo que ahora parece confuso, tomará forma y lo llegaras a entender con claridad meridiana.
Sé paciente!! Solo se precisa de "tu pequeña dosis de buena voluntad". El resto te será dado
Principio
no. 1: “No hay grados de dificultad en los
milagros. No hay ninguno que sea más “difícil” o más “grande” que otro. Todos
son iguales. Todas las expresiones de amor son máximas”.
La
ilusión es siempre ilusión, más allá de la forma que adopte, y por ende el
milagro le deshace siempre de la misma manera al contemplarlo todo desde una
única perspectiva, como parte de un sueño, algo que no es real
independientemente de cómo se llame.
No
existe grado de dificultad en absoluto, ya que todos los aparentes problemas a
los que creemos enfrentarnos, no son más que la misma percepción errónea
adoptando diferente forma.
El
mundo que vemos y que percibimos con los sentidos, es el testigo “fiel” de que
nos hemos separado de Dios, de que estamos en oposición a él, y todo lo que
fabricamos para atrincherarnos o defendernos persigue el mismo fin, escondernos
del supuesto castigo que decimos merecer y que de un momento a otro recibiremos.
Al
percibirnos culpables, proyectamos dicha culpa fuera y el mundo que vivimos con
todas sus situaciones se transforma en el “merecido castigo”. El milagro, la
percepción correcta acerca de quiénes somos, activado por nuestro deseo de “una
forma diferente de vivir la vida”, transita por el sueño, transformándolo todo
en tierra santa, poniendo todo aquello que fabricamos con un fin profano al
servicio del despertar de la mente del Santo Hijo de Dios.
El
milagro muestra que la separación nunca ocurrió, por lo tanto, muestra que
aquello que de testimonio de que nos separamos, no es malo ni bueno,
simplemente nunca existió.
Principio
no. 2: “Los
milagros -de por sí- no importan. Lo único que importa es su Origen, El Cual
está más allá de toda posible evaluación”.
El
milagro no importa ya que es una corrección, una ilusión para un mundo de
ilusiones, pues sólo en un sueño podemos pensar que lo eterno puede volverse
perecedero, que lo ilimitado puede volverse finito y que lo perfecto puede
convertirse en imperfecto.
Lo
importante del milagro es su Origen, un origen que habla de la Presencia divina
en nuestra mente, de la lo que siempre estuvo allí, de la presencia de Dios en
la mente de santo Su hijo.
El
Origen del milagro siempre es Dios, el Espíritu Santo, la voz que habla por Él
dentro de la mente de Su hijo, es lo único relevante en todo el proceso.
Principio
no. 3: “Los
milagros ocurren naturalmente como expresiones de amor. El verdadero milagro es
el amor que los inspira. En este sentido todo lo que procede del amor es un
milagro”.
El
verdadero milagro es el amor que los inspira, hace alusión al “mínimo de buena
voluntad” que es indispensable de parte nuestra para que el Espíritu Santo
entre a formar parte de todas nuestras relaciones. Ese mínimo de buena voluntad
es lo que propicia el milagro. Sin él, el Espíritu jamás acudirá a la cita ya
que no fuerza situaciones o ejerce presión de ningún tipo.
Por
otra parte, es Dios o Su voz a través del Espíritu Santo quien opera el milagro
no nosotros. Todo lo que procede del milagro (de Dios o de Su voz) es un
milagro. Todo lo que procede de Dios es únicamente amor.