El viaje del héroe es la historia más antigua del mundo, una historia llena de magia, mitos y leyendas que nos relatan cómo una persona se pone en marcha a la búsqueda de un tesoro difícil de encontrar.
Todas las grandes tradiciones, culturas, mitologías y religiones han tratado el tema del viaje. El viaje ha forjado héroes y heroínas desde tiempos inmemoriales siendo considerados como viajes iniciáticos que acarrean una transformación y un aprendizaje para quien los realiza. El héroe descubre potenciales interiores que no sabía que tenía.
El psiquiatra suizo Carl Jung describe que, los temas comunes a estas tradiciones están conectados con el alma del ser humano. Independientemente de las características externas que nos individualizan, tenemos un universo interior común al que dio en llamar Inconciente colectivo
“Viajar es una imagen de aspiración, dice Jung, del anhelo nunca saciado, que en parte alguna encuentra su objeto. Señala luego que ese objeto es el hallazgo de la madre perdida. Pero el verdadero viaje no es nunca una huida ni un sometimiento, es evolución. Viajar es buscar. Así en general diríamos que el viaje a los infiernos simboliza el descenso al inconciente, la toma de conciencia de todas las posibilidades del ser. En cambio el viaje al interior de la tierra es el retorno al seno de la madre…”.
El clásico viaje del héroe está resumido en un esquema muy ajustado por el mitólogo, autor del “Héroe de las mil caras” Joseph Campbell que describe un patrón caracterizado por tres etapas fundamentales: Preparación, iniciación y regreso.
Este viaje del héroe es similar al que emprendemos con nuestro despertar espiritual en UCDM y sus fases están muy bien correlacionadas con las descritas a lo largo del curso:
PREPARACIÓN: Tras la separación nos hemos distraído mucho con las ilusiones del ego, y hemos aprendido, con mucho dolor, todo lo que el ego colectivo nos ha enseñado.
Sentimos que hay algo más allá de nuestra forma de vivir, podemos ver que tenemos dos opciones: el camino duro, el del permanente sufrimiento, en el que andamos perdidos y nos sentimos insignificantes, indefensos e impotentes de vivir la vida que deseamos, victimas de otros o de las circunstancias que nos rodean, con la consciencia de que mi vida no depende de mí mismo; o el camino del poder, en que ya no miras hacia fuera, sino hacia adentro, porque sabes que el amor y la unidad gobiernan tu vida. Escogemos despertar y mantenernos despiertos.
“No puedo elegir por ti, pero puedo ayudarte a que elijas correctamente”
(T-3.IV.7:11)
Estamos preparados para atender el curso. Y así estamos todos juntos alineándonos con el espíritu para aprender el verdadero amor, el que nos libera y nos da poder para crear la paz y la abundancia en nuestras vidas, pero por sobre todo nos unifica para ya nunca sentirnos, ni creernos solos.
Después de habernos caído y levantado muchas veces, decidimos sintonizar con la voz del espíritu que nos habla muy quieto y nos ha impulsado en este nuevo camino de descubrimiento.
“Ser egocéntrico es estar des-animado, mas estar centrado en Si Mismo, en el buen sentido de la expresión, es estar inspirado o en el espíritu. Los verdaderamente inspirados están iluminados y no pueden morar en las tinieblas”
(T-4.Int.1:7-8)
Cada uno puede, ahora, vivir inspirado por el ego o por el espíritu, porque hemos llegado a la instancia de saber que depende de cada uno lo que viva.
“La elección no es entre qué sueños conservar, sino sólo si quieres vivir en sueños o despertar de ellos.”
(T-29.IV.1:5)
Sin embargo tomar la decisión por el espíritu, supone socavar el sistema de pensamiento del ego lo cual no puede sino percibirse como un proceso doloroso, aunque no hay nada que este más lejos de la verdad. El ego ha sido tu compañero hasta entonces “es lo único que tienes”, y piensas que si lo dejas, no serás nadie, perderemos nuestra identidad. Este es una fase crucial pues supone una gran resistencia al cambio: “Más vale seguir siendo desdichado, al menos existe algo que ponerme aunque sea la desdicha. En el fondo no pasa nada porque cuando miro a los que me rodean todos van vestidos con el mismo traje de la infelicidad”
“No puedes reconocer, lo que es doloroso, de la misma manera en que tampoco sabes lo que es dichoso, y, de hecho, eres muy propenso a confundir ambas cosas.”
(T-7.X.3:4)
Es nuestra propia voluntad la que nos brinda el poder de lograr lo que deseamos, pero es el ego, quien manipula los deseos manteniéndonos en un interminable conflicto.
"Observa cuanta vigilancia has estado dispuesto a ejercer para proteger tu ego, y cuan poca para proteger a tu mente recta. ¿Quién sino un loco, se empeñaría en creer lo que no es cierto, y en defender esa creencia a expensas de la verdad?"
(T-4.3.10:3-4)
Estos pensamientos de temor, sin embargo, no perduraran. Has acordado cooperar en el empeño por llegar a aceptar la “verdadera negación” tal y como está descrita en el curso. Ten paciencia mientras tanto, y recuerda que el desenlace es tan seguro como Dios. Tu voluntad no tiene límites porque es la Voluntad de Dios. Entonces todos poseemos el poder de su Voluntad, porque todos somos Dios.
"Ninguna fuerza excepto tu propia voluntad es lo suficientemente fuerte o digna como para poder guiarte." (T-4.III.6:1)
“Hacer la Voluntad de Dios no produce ninguna tensión una vez que reconoces que Su Voluntad es también la tuya”
(T-2.VI.6:4)
INICIACIÓN: Esta segunda etapa supone el viaje propiamente dicho hacia el cambio de mentalidad. Una entrega absoluta y una aceptación de la voluntad de Dios en mí sin importar lo que eso signifique, Aceptar la guía del Espíritu santo y soltar el control con el que el ego dirigía mi vida,
“Por lo tanto, cada vez que eliges entre si desempeñar o no tu función, estás en realidad eligiendo entre ser feliz o no serlo”
(LE-pI.64.4:4)
Para ello estudiamos la teoría y realizamos los ejercicios prácticos diarios correspondientes. Durante la primera parte de las lecciones del libro de ejercicios deshacemos suavemente el ego aferrado en nuestras mentes mientras que en la segunda procedemos a cambiar las creencias a las que estábamos acostumbrados para reemplazar el sistema de pensamiento.
Aprendemos e intentamos seguir las indicaciones del curso de milagros para lograr salir de nuestras ataduras ilusorias que nos impiden respirar la paz y la alegría de vivir. Debemos tenerlo presente por la mañana, por la noche, y también a lo largo del día, preparados de antemano para todas las decisiones que haya que tomar cada día en la conciencia de que todas ellas son en realidad muy simples, pues cada una te conducirá ya sea a la felicidad o a la infelicidad.
“El conocimiento se encuentra más allá de los objetivos que nos proponemos enseñar dentro del marco de este curso. Nuestros objetivos son objetivos de enseñanza que se logran al aprender cómo alcanzarlos, qué son y qué te ofrecen. Tus decisiones son el resultado de lo que has aprendido, pues se basan en lo que has aceptado como la verdad con respecto a lo que eres y a lo que son tus necesidades.”
(LE-pI.138.5:4-6)
La abundancia y la salud son productos de reconocer nuestro origen y nuestra fuente inagotable de amor, luz y poder. Saber que al ser Hijos de Dios, estamos a salvo de la enfermedad y la muerte y simplemente mi curación depende de que se me permita enseñar a curar a mis hermanos. Este gesto mediante la relación santa concede todo el poder a nuestro yo real y divino sobre nuestro ego.
Elegimos ver lo que queremos en nuestra vida, sin ver el pecado, ni nuestras debilidades o las de los demás, porque al proyectarlas, es en nosotros en quienes las estamos reforzando.
“El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió. El perdón no perdona pecados, otorgándoles así realidad. Simplemente ve que no hubo pecado. Y desde este punto de vista todos tus pecados quedan perdonados.”
(LE-pII.221.1:1-4)
Entregamos la visión al Espíritu Santo que nos permita utilizar el poder creador de forma conciente, porque los pensamientos y sentimientos son tan poderosos que encienden un mecanismo divino de creación que obedece nuestras ordenes. Nuestras ordenes, son lo que deseamos, son lo que pensamos y sentimos en el fondo de nuestro ser.
“El Cielo es algo que se elige conscientemente. La elección no puede llevarse a cabo hasta que no se hayan visto y entendido claramente las alternativas”.
(LE-pI.2.9:1-2)
Esto quiere decir desearlo sin ninguna ambivalencia, y esta forma de desear esta completamente desprovista de la compulsión de obtener del ego.
Si ponemos en práctica esta enseñanza lograremos, después de un tiempo, anular la culpa en todos los sentidos, pues dejaremos de culpar y liberando a otros seremos liberados. Nos daremos cuenta de la profunda verdad de la enseñanza, y al hacerlos estaremos actuando desde el verdadero Yo.
Aceptemos la Expiación para nosotros mismos, seamos ese Cristo que nace y se unifica con el maestro, seamos ese Hijo de Dios, porque el Padre espera con los brazos abiertos a su hijo pródigo, ya es tiempo para descansar y disfrutar del hogar, que esta lleno de abundancia y alegría
“Con esto se acaban todas las decisiones. Pues con ésta lección llegamos a la decisión de aceptarnos a nosotros mismos tal como Dios nos creó.”
(LE-pI.138.9:1-2)
REGRESO: Más allá del milagro, más allá de la sanación, donde el tiempo y el espacio no existen, donde el mundo y el cuerpo ni siquiera son recuerdos, alcanzamos el estado natural de la mente; aquello que le curso llama extensión: La extensión es la presencia de tu yo superior sanado es el paso final que Dios da por nosotros, el paso del puente del mundo a la realidad del Reino de los Cielos.
“A través del puente que Él tiende se llevan todos los sueños ante la verdad para que la luz del conocimiento los disipe.”
(LE-pII.7.1:3)
Ya estás en casa, en perfecta quietud lejos del mundo y de su airada visión Ahora todos somos uno en la Identidad que compartimos, porque Dios es nuestra única Fuente, y todo lo creado forma parte de nosotros. Ofrecemos nuestra bendición a todas las cosas y nos unimos amorosamente al mundo, el cual nuestro perdón ha hecho que sea uno con nosotros.
“Cuando estés en perfecta quietud por un instante, cuando el mundo se aparte de ti y las vanas ideas que abrigas en tu desasosegada mente dejen de tener valor, oirás Su Voz. Su llamada es tan conmovedora que ya no le ofrecerás más resistencia. En ese instante te llevará a Su hogar, y tú permanecerás allí con Él en perfecta quietud, en silencio y en paz, más allá de las palabras, libre de todo temor y de toda duda, sublimemente seguro de que estás en tu hogar.”
(LE-pI.182.8:1-3)
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