DESPERTAR AL AMOR

con un curso de milagros

LA RESISTENCIA A UCDM

Uno de los problemas más comunes para la mayor parte de los estudiantes de UCDM, al que nos enfrentamos durante el curso es que en algún momento del aprendizaje tenemos la sensación de que pese a estar comprometidos con el propósito del Curso, al enfrentarnos al “mundo real”, sentimos que estamos haciendo todo lo contrario a lo que postula el curso: Continúamos emitiendo juicios a todo lo que nos rodea, vemos el pecado allá donde solo debería ser visto el amor, y nos entregamos a relaciones especiales basadas en el odio o en el amor especial.

No solo estamos haciendo lo mismo que el resto de la gente que no trabaja sobre la base de UCDM, sino que además el hecho de ser conocedores de cual es muestro verdadero propósito, aumenta en nosotros la sensación de culpabilidad.

Se llama resistencia a todo acto de oposición a algún procedimiento clínico propuesto por el terapeuta. Fue descrito por Freud que observó que muchos de sus pacientes, pese a pagar importantes cantidades de dinero y a un indudable deseo consciente de curación, no presentaban mejoría alguna: En uno de los sueños de sus pacientes, descubrió que el paciente inconscientemente no deseaba mejorar, y para ello  intentaba en sueños probar que el terapeuta era quien estaba equivocado.


La aparición de resistencia durante el proceso de intervención clínica se considera una señal de alerta que puede indicar, que el terapeuta no ha logrado una suficiente alianza terapéutica con el sujeto, o bien que no ha explicado adecuadamente la utilidad de la intervención. La intervención va en contra de los valores del sujeto, o alguna otra razón que el terapeuta no se ha percatado previamente. Podríamos definirla por tanto, como las fuerzas que se oponen al tratamiento, porque parte de la mente se opone, por doloroso o difícil, al conocimiento de algunas partes de nosotros mismos. Se trata de un conflicto de origen interior, en el que el la información recibida es percibida como una amenaza para la integridad del sistema de pensamiento existente y por tanto proyectada hacia el exterior, en forma de rechazo a la fuente y el origen de dicha información.

Lo que le permite al ego seguir existiendo es su creencia de que tú no puedes aprender este curso 
(T-22.III.2:1)

Todos deseamos la experiencia de la paz y del amor. Nadie puede desear otra cosa, y sin embargo nos encontramos haciendo lo contrario a lo que se nos dice que hagamos. Un UCDM nos ayuda a entender que no es el mundo ni la gente la causa de nuestros pesares y nuestra desdicha, pues nosotros somos responsables de todo cuanto nos acontece:

Soy responsable de lo que veo
Elijo los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar
Y todo lo que parece sucederme, yo mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí
(T-21.II.2:3-5)

Es ahí donde encontramos la resistencia, en lo que en el curso se hace llamar “el miedo a la redención”. Durante el sueño de separación, abrazamos el pensamiento por el que nosotros disponemos de un yo individual, diferente al del resto de las personas, un yo único e intransferible, que condiciona una “creencia en la forma de ser” que determina en nosotros, diferentes condiciones de comportamiento y de personalidad. Este yo personal, al que hemos llamado ego durante el curso, es lo único que creemos poseer, pues es quien nos ha acompañado a lo largo de nuestra vida, nos deleita con sus recuerdos pasados de experiencias de odio, victimismo y traición, que proyectamos en el presente en forma de ataque, intentando ajustarnos a un mundo que no siempre ha de satisfacer nuestros deseos en un intento de sobrevivir a la permanente amenaza que parece envolvernos...


Y de repente, algo o alguien (UCDM) intenta trastocar tu sistema de pensamiento. Comienzas a conocer que hay algo más dentro de ti, algo que has sentido lejano, pero que no puedes olvidar. Algo que cuanto más se acerca a ti más júbilo encuentras. Comienzas a sentir  una experiencia de paz y de amor que no creías que pudieses poseer. Y deseas despertar del sueño.

Podrías acor­darte, pero tienes miedo, pues crees que perderías el mundo que desde entonces has aprendido a conocer. Sin embargo, sabes que nada en este mundo es ni la sombra de aquello que tanto amaste.
(T-21.I.7:3-4)

Pero el despertar tiene su precio: Has de renunciar al mundo tal y como lo conoces, has de renunciar a aquello a lo que consideras parte de ti por haberlo compartido tanto tiempo, un sistema de pensamiento que jamás te ha hecho feliz pero que es el único que crees conocer, y entonces bajas la mirada y dudas si merece la pena.

Y ahora te encuentras aterrorizado ante lo que juraste no vol­ver a mirar nunca más. Bajas la vista, al recordar la promesa que les hiciste a tus "amigos". La "belleza" del pecado, la sutil atrac­ción de la culpabilidad, la "santa" imagen encerada de la muerte y el temor de la venganza del ego a quien le juraste con sangre que no lo abandonarías, se alzan todos, y te ruegan que no levan­tes la mirada. Pues te das cuenta de que si miras ahí y permites que el velo se descorra, ellos desaparecerán para siempre. Todos tus "amigos", tus "protectores" y tu "hogar" se desvanecerían. No recordarías nada de lo que ahora recuerdas. Te parece que el mundo te abandonaría por completo sólo con que alzases la mirada. 
(T-19.IV-D.6)


En vez de mirar a la luz, bajamos la mirada y recordamos aquellos a quienes consideramos nuestros “amigos”. Eso es resistencia; una reacción de miedo a perder nuestra identidad y nuestro ego. Una defensa del ego para no ver aniquilada su propia existencia, montando guardia en torno a sus ideas, pues no quiere ningún cambio de pensamiento. Aprender significa cambiar, y temes cambiar pues introduces un nuevo sistema de pensamiento, completamente independiente e incompatible con el que ya posees. Esto genera un gran conflicto pues se produce una dualidad entre lo que se desea y lo que se hace para conseguirlo.

Al aceptar parcialmente un nuevo sistema de creencias, sin haber abandonado totalmente el anterior, el contraste entre ambos gana definición. Lo que antes era indiferente ahora se convierte en inaceptable y la resistencia interna es cada vez mayor. El retorno a lo conocido, el antiguo sistema de pensamiento basado en el ego, parece relajar la situación, pero de forma inconstante, pues lo antiguo ya no parece tan satisfactorio como el nuevo aprendizaje, generando mucha frustración.

Cuando llegas a un lugar en el que la bifurcacion del camino se hace eviente, no puedes seguir adelante. Tienes que decicdirte por uno de los dos caminos 
(T-22.IV.1:1-2). 

Son solo los primeros pasos por el camino recto los que parecen dificiles, pues ya te has decidido, si bien puede que aún creas que puedes volverte atrás y elegir la otra alternativa. Pero no es así. Ninguna decisión que se haya tomado y que cuente con el respaldo del Cielo puede ser revocada. Tu camino ya se decidio 
(T-22.IV.2:1-4)

Se ha de ser muy consciente de esta situación pues sin duda aparecerá en algún momento u otro del curso.  Puede aparecer de múltiples formas: como aburrimiento ante el cierre del pensamiento inconsciente a la información. Como racionalización en forma de negación de las nuevas ideas, incluso tergiversación de las mismas para tu propio interés o por ultimo mediante el autoengaño mediante la dilación o la negación.

No te sientas culpable. Continua con tu trabajo diligente y verás como poco a poco, el mundo que creías conocer se vas deshaciendo poco a poco y en su lugar renace el sueño feliz; el autoconocimiento se hace cada vez más evidente y facilita la consistencia en los niveles más vulnerables de la mente. Es ahora donde el ser interior se manifiesta auténticamente sin obstáculos que impidan el fluir del ser desde la eternidad al mundo de la manifestación física. El ser regresa a casa.

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