DESPERTAR AL AMOR

con un curso de milagros

LAS RELACIONES PASADAS

Resuélvete por consiguiente a dejar de ser como has sido. No te valgas de ninguna relación para aferrarte al pasado, sino que vuelve a nacer cada día con cada una de ellas. (T-13.X.5:1-2)




La vida nos lleva a comenzar y terminar relaciones por diversas razones. La pregunta entonces es: ¿Cómo gestionar esas relaciones pasadas sin que interfieran con las nuevas relaciones? ¿Cómo manejar la culpa, vergüenza, tristeza, dolor y rabia experimentados a raíz del trauma vivido?

Como dice el Curso, tu función en el mundo es curar y tu función en el Cielo es crear…

Para el ego, el tiempo es muy importante pues su supervivencia depende de él. El pasado es dentro del tiempo, el valor más importante, pues la culpabilidad en el mismo trasciende el presente y asegura su continuidad en el futuro, haciendo que este sea igual que el pasado.

El presente, solo recuerda viejas heridas y por eso actuamos como si continuara siendo el pasado y aunque sabemos que el pasado, pasado está, continuamos dictando nuestras reacciones hacia las personas con las que nos encontramos en el presente, tomando como referencia las que tuvimos en el pasado, empañando por tanto la realidad actual de dichas personas.

El pasado es el tiempo del que hay que escapar, pues el dolor del pasado no es sino una ilusión...

¿Cómo podrías reconocer un encuentro santo si lo percibes simplemente como un encuentro con tu pasado? (T-13.IV.6:7)

El propósito del tiempo es diferente según el guía al que escojas. Para el Espíritu Santo el tiempo es innecesario y sólo tiene una función temporal de aprendizaje. El ahora está aquí y es ese presente, el que más se aproxima a la realidad de la eternidad del Reino de los Cielos, aquí en el mundo irreal. Para el ego el objetivo del tiempo es el suyo propio, es decir, que bajo su dirección exista una continuidad entre pasado y futuro obviando al presente...

EL MUNDO QUE VES Y EL QUE DESEAS



Observa este mundo en el que vives y te darás cuenta que este mundo es el símbolo del castigo, y de la muerte. Los recién nacidos vienen al mundo con dolor. Crecen y pronto aprenden lo que son las penas, la separación y la muerte. La  mente está atrapada dentro de un cuerpo, y las fuerzas decaen al lastimarlo Parece que somos capaces de amar, pero pronto comprendemos que podemos abandonar y ser abandonados. Podemos perder aquello que amamos, y al hacernos mayores, el cuerpo se marchita, exhalamos un último suspiro y dejamos de existir.

Visto de esta manera, el mundo que nos proporcionan nuestros sentidos es ciertamente un mundo cruel, y lleno de odio. Te despoja de todo aquello que por un tiempo creíste amar y no dá nada sin quitar algo. No se puede encontrar amor duradero, por­que no hay amor. Es el mundo del tiempo, donde a todo le llega su fin. No te ofrece nada que puedas necesitar; nada que puedas usar en modo alguno; ni nada en absoluto que te pueda hacer feliz. Cada cosa que valoras aquí no es sino una cadena que te ata al mundo.

“El mundo que ves no te ofrece nada que tú desees”.
(L-pI,128,2:5)

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(AL FINAL DE LA ENTRADA)

LA VIBRACION DEL AMOR



"Que tu corazón les muestre el camino hacia la luz"





LAS SIETE LEYES ESPIRITUALES DEL EXITO: 6/7


Sexta ley: La ley del desapego






El mundo está lleno de sufrimientos;
la raíz del sufrimiento es el apego;
la supresión del sufrimiento
es la eliminación del apego”

(Buda)


La sexta ley espiritual del éxito es la ley del desapego. Esta ley es complementaria a la quinta ley, y nos muestra que debemos renunciar a nuestro apego a cualquier cosa del Universo físico. No se trata de renunciar a obtener aquello que deseamos, sino la renuncia al interés por su consecución.

El apego es un estado emocional de dependencia compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona, no es posible ser feliz. Cuanto más nos aferremos a algo más nos hacemos prisioneros a ese objeto o a esa persona y por tanto hacemos partícipe a los miedos y la inseguridad de su pérdida. El apego siempre está condenado a la infelicidad, pues, si logras aquello a que estás apegado obtienes un placer temporal que inmediatamente es seguido por una sensación de tensión y el disconfort ante la posibilidad de la pérdida de aquello que nos dio un momento de placer. Pero si nuestras expectativas no son satisfechas y no somos capaces de obtener aquello que deseamos, se nos provoca un intenso dolor.

El apego siempre está relacionado con el ego pues siempre se interesa por lo visible, lo mundano y los símbolos (la casa, el coche, la ropa, un amor “especial”...), Sin embargo el desapego se basa en la seguridad del poder del “yo interior” y por tanto en el espíritu: El Saber que somos poseedores de una gran riqueza y de sabemos que todo se encuentra programado y nada queda al azar. Recordar que caminamos de la mano de Dios, soltarse a lo desconocido, es un perfecto caminar en la seguridad de que mas allá de tu percepción de las sombras, siempre está la luz. La luz de la comprensión y la consciencia de lo que es cada uno. 

Con la ley de la intención y del deseo pretendemos un objetivo, una meta, pero con la ley del desapego, entre un punto y otro del camino, dejamos que las cosas fluyan sin esperar el cumplimiento del objetivo, con la tranquilidad de poder cambiar de dirección en cualquier momento siempre con la seguridad de que la solución llegará, confiando en nuestro yo interior que nos ha de llevar a una meta mejor, o algo más fascinante y enriquecedor que lo primero que nos hemos planteado... (sigue)