DESPERTAR AL AMOR

con un curso de milagros

LA IMPORTANCIA DE LAS RELACIONES


UCDM establece un alto valor para las relaciones, es más, podríamos incluso decir que este es un Curso como mantener relaciones verdaderas. En el apéndice Psicoterapia: Propósito, proceso, y práctica, Jesús dice que nadie es enviado a otro por accidente. Ningún encuentro de dos personas o grupo de personas es accidental.

Todo aquel que se te envía es un paciente tuyo. Esto no significa que tú lo selecciones, ni que escojas la clase de tratamiento adecuado. Pero sí significa que nadie viene a ti por error. No hay errores en el plan de Dios.  
(P-3.I.1:1-3)




La relación es independiente de la duración de la misma, puede ser un encuentro de un segundo o compartir toda una vida. Nos encontramos en cada momento en el lugar adecuado y con las personas adecuadas para aprender la lección que en ese momento necesitamos. Ya comentamos en una entrada previa, los diferentes niveles de enseñanza en las relaciónes frente a los que nos podemos encontra...
 
El curso describe tres niveles de enseñanza para las relaciones entre las personas. El primer nivel, el nivel más simple de enseñanza, aparenta ser bastante superficial, son aquellos encuentros que parecen “casuales”. Dos personas que coinciden en una cola o dos compañeros de trabajo que comparten un despacho. En el segundo nivel se establece una relación más intensa en el que una pareja inicia una relación de enseñanza-aprendizaje bastante intensa, pero una vez  conseguidos los objetivos de la relación, se les exigirá la separación física. Por último un el tercer nivel de enseñanza son aquellas relaciones que duran toda una vida ofreciendo oportunidades ilimitadas de crecimiento...

Tenemos que aprender a vivir con nosotros mismos. No importa dónde lo que este sucediendo, debemos asumir la responsabilidad de estar ahí  en ese lugar y en ese preciso momento.  En nuestras vidas aparecen personas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino. Otras recorren el camino a nuestro lado y muchas otras apenas nos acompañan entre un paso y otro.

En nuestro caminar, vemos lo que primero elegimos ver, consciente o inconscientemente,  todo aquello que pensamos y nos hacemos, tiene origen en nuestro sistema de pensamiento que siempre determinará nuestro comportamiento, manejará cada una de nuestras reacciones, conducirá el tipo de relaciones que vamos estableciendo en la vida.

Soy responsable de lo que veo. Elijo los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar. Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí. 
(T-21.II.2:3)

Las relaciones son la última lección que como personas debemos aprender en esta vida antes de graduarse.  La iluminación es un proceso singular en el que cada uno de nosotros hace caso a su propio camino, el cual nos conduce a la reunificación con Dios. Al realizar nuestro trabajo interior nos volvemos uno con los demás individuos del planeta, experimentando con ellos una conexión que no habíamos reconocido antes. Que alguien que nos acompaña en nuestro caminar, nos diga donde estamos en cada momento o donde necesitamos estar, puede resultar difícil de escuchar en situaciones de miedo o de dolor para la mente, sin embargo, cualquier experiencia es una lección. Creemos que podemos dilatar aquellas experiencias en la que deseamos huir de nuestro destino. Podemos dilatar o retrasarlas pero no podemos huir.

Puedes aplazar lo que tienes que hacer y eres capaz de enormes dilaciones, pero no puedes desvincularte completamente de tu Creador, Quien fija los límites de tu capacidad para crear falsamente. 
(T-2.III.3:3)

Nuestra función es trabajar en nosotros mismos, no en el otro. Y una de las lecciones a aprender es que nuestra función es transformar nuestras relaciones, no repararlas, porque al sanar la relación nos estamos sanando a nosotros mismos.  Cuando estemos dispuestos a jugar los juegos de las relaciones obedeciendo nuevas reglas, entonces, todos se transformarán.

Si no ha sanado alguna de mis relaciones cuando abandone este plano, probablemente deberé repetir la experiencia no aprendida y volver hasta conseguir superar la relación.

Hasta que esto no se haga, seguirá repitién­dose porque aún no se habrá solventado. 
 (T-25.IX.5:3)

Al asumir la responsabilidad de nuestras propias vidas, nos responsabilizamos de nuestros problemas, Con este conocimiento, podemos evitar todo intento de “reparar” a nuestros compañeros. Así, las relaciones se convierten en un medio de aprendizaje, una experiencia vital con un único objetivo de cumplir la Voluntad de nuestro Padre y la nuestra: Tener relaciones amorosas con nuestros hermanos para así tenerlas para con nosotros mismos.

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