DESPERTAR AL AMOR

con un curso de milagros

LAS SIETE LEYES ESPIRITUALES DEL EXITO: 7/7

Séptima ley: La ley del Dharma




“…Todo el mundo tiene un propósito en la vida… un don único o talento especial para ofrecer a los demás. Y cuando combinamos ese talento único con el servicio a los demás experimentamos el éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu, que es la meta última de todas las metas.”



La séptima ley espiritual del éxito es la ley del dharma.” ‘Dharma’, como ya vimos en la tercera ley, “es una palabra en sánscrito que significa ‘propósito en la vida’. Esta ley dice que nos hemos manifestado en forma de física para cumplir un propósito. Es decir, que hemos venido a este mundo con una tarea muy concreta a cumplir.

Cómo expresar ese propósito y cómo usarlo para ayudar a los demás es parte de nuestro aprendizaje.

Esta Ley se activa preguntándonos cuando vamos a hacer algo, "cómo puedo ayudar?" en lugar de "qué gano yo con eso?". Este solo cambio de pregunta interna, trae una gran evolución espiritual, hace que nuestro espíritu se haga presente y apoye nuestras acciones.


Deepak Chopra nos desglosa la ley del dharma en tres componentes:
  1. Cultivar el amor a Dios y despertar  a la quietud del fondo del corazón
  2. Cada uno de nosotros debe llegar a identificar su talento único.
  3. Una vez descubierto el talento personal, buscar la manera de ponerlo al servicio de la humanidad. Es en este momento cuando tenemos acceso a la abundancia ilimitada.

 A este respecto UCDM es muy claro respecto cual es nuestro propósito en la vida. “desempeñar la función especial que Dios nos dio, que no es otra que la salvación del mundo.

Jesús nos exhorta a estar en el mundo pero a reconocer que no somos de este. La función especial que ocupa todo el capítulo 25 del libro de texto, es clave en cuanto a como reinterpretar los símbolos del mundo. La relación especial es el arma del ego en contra de Dios y por eso, el especialismo se convierte en el símbolo del mundo físico que percibimos fabricado por el ego en contra del Amor de Dios. Es en este mundo donde el Espíritu Santo actúa mediante el ejercicio del perdón en nuestras mentes en contra del resentimiento y el sufrimiento que experimentamos en nuestra experiencia de vida en el mundo percibido.

“Ésta es la percepción benévola que el Espíritu Santo tiene del deseo de ser especial: valerse de lo que tú hiciste para sanar en vez de para hacer daño. A cada cual Él le asigna una función especial en la salvación que sólo él puede desempeñar, un papel exclusivamente para él. Y el plan no se habrá llevado a término hasta que cada cual descubra su función especial y desempeñe el papel que se le asignó para completarse a sí mismo en un mundo donde rige la incompleción” (T-25.VI.4:1-3).

Las relaciones especiales que se traen ante el Espíritu santo se reconvierten en relaciones santas para convertir el deseo de hacer daño en el deseo de sanar.

“El perdón es la única función que tiene sentido en el tiempo. 4Es el medio del que el Espíritu Santo se vale para transformar el especialismo de modo que de pecado pase a ser salvación. El perdón es para todos. Mas sólo es com­pleto cuando descansa sobre todos, y toda función que este mundo tenga se completa con él” (T-25.VI.5:3-6).

De esta manera nuestras vidas toman un giro inesperado en el que la función especial del perdón le corresponde a todo el mundo, aunque a cada uno le corresponde en diferente forma aunque compartiendo un mismo contenido. En esta diferente actitud ante el mundo, ni se le abandona ni se le busca.  

“No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él”. (T-21.Int.1:7)

Cuando estamos centrados en nuestras metas, es imposible disfrutar del camino. Nuestra vista está fija al frente, al final de éste; nos olvidamos de ser felices y vivir con alegría, puesto que la meta, nos mantiene en un estado permanente de ansiedad y tensión por la consecución de nuestros deseos, que son siempre del ego. Aquí estamos pendientes del resultado, y la búsqueda de resultados específicos, es siempre una búsqueda del ego relacionada con nuestros falsos ídolos.

“Tu función especial es aquella forma en particular que a ti te parece más significativa y sensata para demostrar el hecho de que Dios no es demente. El contenido es el mismo. La forma se adapta a tus necesidades particulares, y al tiempo y lugar concre­tos en los que crees encontrarte, y donde puedes ser liberado de dichos conceptos, así como de todo lo que crees que te limita”. (T-25.VII.7:1-3).

Vivir en tu función es muy sencillo; es vivir cada paso de camino con toda la intensidad al máximo, saboreando todo lo que te acontece, haciendo de cada situación yde cada instante, un instante santo. Estar en propósito de tu vida es vivir la vida de manera diferente, en perfecta Unidad, paz y armonía, reflejando el Amor de Dios en todo cuanto hacemos. Nuestra finalidad es servir a Dios, compartiendo su Voluntad y lo hacemos a través del servicio a nuestros hermanos, y en ese compartir, testigo del amor sin expectativas, alcanzamos la experiencia de la Unidad en un perfecto gozo.

“La función especial de cada uno está diseñada de modo que se perciba como algo factible, como algo que se desea cada vez más a medida que se le demues­tra que es una alternativa que realmente desea”. (T-25.VII.9:2-3).

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