DESPERTAR AL AMOR

con un curso de milagros

NIVELES DE ENSEÑANZA EN LAS RELACIONES


«Por lo tanto, el plan dispone que cada maestro de Dios establezca contactos muy específicos.»

Las relaciones con otras personas son tareas que tenemos que realizar. Todo se encuentra preprogramado. Dios reúne a las personas que deben estar juntas, de modo que les otorga la máxima oportunidad de crecimiento, por eso… Ningún encuentro es fruto de la casualidad.


«Los que tienen que conocerse se conocerán, ya que juntos, tienen el potencial para desarrollar una relación santa.»


El curso describe tres niveles de enseñanza para las relaciones entre las personas. El primer nivel son los encuentros que parecen “casuales”. Dos personas que coinciden en una cola o dos compañeros de trabajo que comparten un despacho. El segundo nivel es una relación más intensa en el que una pareja inician una relación de enseñanza-aprendizaje bastante intensa y luego se separan. Por último el tercer nivel de enseñanza son aquellas relaciones que una vez establecidas, lo son para toda la vida ofreciendo oportunidades ilimitadas de crecimiento...


En el primer nivel, en esas interrelaciones casuales donde simplemente puede existir una sonrisa o una amistad entre dos personas, es donde se nos da la oportunidad de limar las características de nuestra personalidad, puesto que una vez expuestas, se magnificaran cuando la relación sea más profunda.

El trabajo que realiza la pareja en el segundo nivel, es más intenso. Necesitan aprender determinadas lecciones en su vida, y mientras estén juntas tendrán la oportunidad de pasar por aquellas experiencias que les han de hacer crecer. Una vez conseguidos los objetivos de la relación, se les exigirá la separación física, aunque dicha separación no supone en sí un final. Las relaciones entre personas son eternas porque somos energía y no materia. La unión no es física sino mental.  Dos personas pueden permanecer años juntos y no conocerse, y otras tras una corta vivencia, no estar jamás separadas en modo alguno. Tendemos a ver la separación como un fracaso, pero si ambos han conocido la lección a  aprender, la relación en sí ha sido un éxito. Además la separación física exige la mayor lección de amor puro: renunciar a una relación.

Las relaciones de pareja de tercer nivel duran toda la vida. Es difícil encontrarlas porque exigen de ambos, un equilibrio perfecto en su enseñanza-aprendizaje. Este tipo de relaciones no siempre están basadas en la relación que se espera, puesto que en ocasiones puede ser alguien que consideramos como un espina clavada en nuestro corazón, El hecho de que esa persona tenga mucho que enseñarnos, no implica por tanto, que tenga de ser de nuestro agrado, porque quien es capaz de mostrarnos las limitaciones a nuestra capacidad de amar, nuestros miedos o nuestras corazas, expresa una realidad personal que no siempre es percibida de modo favorable. Nuestra coraza son nuestras heridas, allí donde sentimos que no podemos amar, no podemos conectarnos ni perdonar a los demás.

Por lo tanto, nuestras relaciones nos permiten introducirnos en la vida del otro para percibir donde necesitamos curarnos, y para ayudar a curar. Ese es el propósito fundamental de cualquier relación.

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