DESPERTAR AL AMOR

con un curso de milagros

SINCERIDAD EN LAS RELACIONES




Durante una relación se establece un verdadero trabajo. No siempre una relación espiritual es miel y rosas. A veces exige la autenticidad y una absoluta sinceridad del uno para con el otro. Anhelamos ser sinceros pero en realidad tenemos miedo de comunicar abiertamente lo que sentimos, porque pensamos que la otra persona nos puede dejar si ve quienes somos en realidad. 



El problema es que nuestros miedos, nuestras preocupaciones y nuestras a ansias se acumulan como una sombra en nuestro interior, y crecen y crecen hasta que al final eclosionan súbitamente, a lo mejor en el momento más inadecuado...


Por eso es mucho mejor comunicar que reprimir. En una relación, el compromiso es expresar lo que sentimos y apoyar a nuestra pareja para que haga lo mismo. Eso hace que disminuya el resentimiento del uno para con el otro.

Hemos de asumir que nuestra vida la percibimos con separación, y nos llenamos de problemas, pero nuestra obligación es trabajar con aquello que tenemos. Aceptemos todos nuestros sentimientos que puedan emerger, sean buenos o sean malos. Si dejamos de ser sinceros la relación esta condenada a fracasar. La relación verdadera  exige una comunicación sincera, por más dolorosa que pueda suponer y por más miedo que nos cause.

La ira expresada no es más que un estallido de energía, no es nada negativo. A la ira expresada se la llama rabia. A la ira contenida de se llama “ulcera” o “cáncer” (en una próxima entrada comentaremos la relación entre salud y pensamientos). Lo peor que se puede hacer es negar la existencia de la misma. Lo milagroso, no es fingir que no estas enojado, sino reconocer que lo estas y desear no estarlo.

El proceso de crecer no es fácil, porque a veces debemos enfrentarnos a nuestra propia fealdad. Este proceso puede ser doloroso, y hace falta coraje para soportar los dolores que produce el descubrimiento de nosotros mismos. Cuanto más reconocemos la luz que hay en nosotros, más fácil se nos hace perdonarnos el hecho de descubrir que nosotros no somos perfectos en  nuestro exterior, Si así lo hacemos, descubriremos que la persona que nos acompaña tampoco es perfecta y si hemos sido capaces de perdonarnos a nosotros mismos, ¿como no vamos a perdonar a aquel que nos acompaña en nuestro camino?

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