DESPERTAR AL AMOR

con un curso de milagros

EL PERDON


Estamos acostumbrados a pensar, porque así se nos ha enseñado, que las cosas tienen una realidad objetiva independientemente de nuestra percepción. En los últimos tiempos, con la aparición de las Leyes de la Física quántica y en concreto por el principio de incertidumbre de Heisemberg, hemos descubierto que a medida que nuestra percepción de un objeto cambia, el propio objeto también lo hace. Esto es lo mismo que decir nuestros que nuestros pensamientos son creadores y que toda creación se expresa por medio de la mente. Un curso de milagros es nuestra herramienta para cambiar el mundo desde nuestra capacidad para cambiar la percepción del mundo desde nuestros pensamientos.




Ya hemos comentado en entradas anteriores que nuestra herencia como consecuencia de la “separación” es la escasez y la muerte que rigen las leyes del mundo, sin atrevernos a recordar que como hijos de Dios, solo rigen en nosotros las leyes de Dios.

Estamos aquí en este mundo como expresiones del amor de Dios con el fin de salvar al mundo y cambiar esa percepción de carencia. Es el significado de nuestra vida. Cuando nuestra mente centrada en el amor, nuestra vida se convierte en una expresión de jubilo y de paz como consecuencia de la extensión de los pensamientos de Dios

Nuestra función es buscar en nuestro interior una mayor capacidad de amor y de perdón mediante una forma selectiva de recordar, por la cual solo se recuerdan los pensamientos amorosos y de desaferrarnos a cualquier otro pensamiento atemorizante. Este es el significado del perdón.

“Todo tu pasado excepto su belleza, ha desaparecido, y no queda ni rastro de él, salvo una bendición. He salvaguardado todas tus bondades y cada pensamiento amoroso que jamás hayas abrigado. Los he purificado de los errores que ocultaban su luz, y los he conservado para ti en su perfecta luminiscencia” (T.5.IV.2-4)


Siempre hemos pensado que perdonar es algo que debemos hacer cuando creemos que alguien es culpable de algo. Sin embargo esto no es el perdón verdadero sino el  “falso perdón”, el perdón del ego, que  es utilizado para mantener viva en ti la sensación de pecado. El falso perdón es un capricho caritativo, algo que se entrega pero con la conciencia de que es inmerecido, una especie de regalo que a veces se entrega y a veces se niega. No es por tanto más que un acto de enjuiciamiento. Si es inmerecido, es justo no otorgarlo, pero sin embargo no es justo que yo deba sufrir por no concederlo: El verdadero culpable es el otro, alguien separado de mí, que fue el que en realidad cometió el pecado; el pecado que estoy perdonando no es mi pecado. Estamos diciéndole al otro: Escucha… tu estás equivocado, y yo tengo razón, pero como soy mejor que tú y más espiritual estoy dispuesto a perdonarte…Yo soy un ser magnánimo y te entrego mi perdón aunque no lo merezcas. Esto en realidad no hace más que aumentar la distancia entre tu hermano y tú, y por tanto reforzando la idea de que eres un ente separado.

El curso enseña que nadie es culpable, que la culpa no existe porque solo el amor es real. Perdonar no es otra cosa que recordar únicamente los pensamientos amorosos que diste en el pasado, y aquellos que se te dieron a ti. Todo lo demás debe olvidarse”. Se no pide que extendamos nuestra percepción más allá de los errores que nuestras percepciones físicas nos revelan -lo que alguien hizo o no hizo, lo que alguien dijo o no dijo- para captar la santidad en ellos que solo el corazón nos revela. Entonces de hecho es cuando percibimos que no hay nada que perdonar.



El perdón no es sino la respuesta natural ante cualquier sensación de incomodidad basada en un error que, además, no es más que una petición de ayuda. El perdón empieza hacia uno mismo, es decir, nos lo otorgamos primero a nosotros mismos, en un reconocimiento de que ambas partes requerimos ayuda, ambas partes guardamos un pensamiento inconsciente de miedo y una actitud de proyección que requiere en las dos partes ser sanada, porque ambas partes cometimos un error de decisión en su momento. No hay culpables, no existen víctimas, solo responsables de decisiones erróneas. El perdón es pues la única respuesta correcta, pues impide que tus derechos sean sacrificados. Este entendimiento es el único cambio que le permite al mundo real alzarse para ocupar el lugar de los sueños de temor.

El temor a Dios es el resultado de consi­derar que el perdón es algo que no merezco. Nadie que se considere a sí mismo culpable puede evitar sentir temor de Dios, pero se salva de este dilema si perdona. Si eres capaz de comprender de que tu hermano es digno de perdón y que yo tengo el mismo derecho a ser perdonado que él, me daré cuenta de que Dios no tiene preparado para mí un juicio terrible igual que no lo tiene preparado para tu hermano, porque la verdad es que yo no merezco ni más ni menos que él.

“El verdadero perdón no juzga, ni condena, ni encuentra razón alguna para perdonar”

¿Hasta que punto estas dispuesto a perdonar a tu hermano? ¿Hasta qué punto deseas la paz en lugar del sufrimiento y el dolor? En el perdón reside tu paz, pues en él radica el fin de la separación y del sueño de peligro y destrucción, de pecado y muerte, así como de aflicción y pérdida. Éste es el "sacrificio" que pide la salvación, y, a cambio de todo ello, gustosamente ofrece paz. Es por tanto el perdón la contribución más importante que podemos realizar para la sanación del mundo. Si todas las mentes se encuentras conectadas, que alguien rectifique su percepción, es en realidad una sanación de la mente de la raza a nivel global.


"Los milagros son parte de una cadena eslabonada de perdón que, una vez completa, es la Expiación. La Expiación deshace todos los errores".






1 comentarios:

. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
EN LA CONDUCCION DIARIA

Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

Ejemplo:

Ceder el paso a un peatón.

Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

Poner un intermitente

Cada vez que cedes el paso a un peatón

o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años

 

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