DESPERTAR AL AMOR

con un curso de milagros

DESAPEGO Y FELICIDAD

El mundo está lleno de sufrimientos;
la raíz del sufrimiento es el apego;
la supresión del sufrimiento
es la eliminación del apego”

(Buda)


 



Ya hemos comentado en multitud de ocasiones que el mundo en el que creemos vivir, está creado por nuestra mente. El mundo con el que nos relacionamos y al que amamos, es un mundo ilusorio que tiene muy poco que ver con el mundo real. Somos responsables de nuestros pensamientos y por ende de nuestra felicidad. La felicidad solo es posible en el presente, en el aquí y ahora, porque es el único tiempo en el que estamos. Vivir en el presente es permitir que las cosas sucedan por sí solas en lugar de forzarlas y tratar de controlarlas; renunciar a los remordimientos por el pasado y a los miedos por el futuro. 

El apego es un estado emocional de dependencia compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona, no es posible ser feliz. El apego tiene dos aspectos: Por una parte, si logras aquello a que estás apegado obtienes un placer temporal que inmediatamente es seguido por una sensación de tensión y el disconfort ante la posibilidad de la pérdida de aquello que nos dio un momento de placer. Pero por otra, si nuestras expectativas no son satisfechas y no somos capaces de obtener aquello que deseamos, nos provoca un intenso dolor. Por tanto la única consecuencia del apego es la infelicidad.


Este estado de carencia nos hace percibir la infelicidad allí donde vamos. Esta causado por nuestras creencias: El estado mental ilusorio que te hace pensar que no puedes ser feliz si careces de tal o cual cosa, si no te sientes amado, si no tienes un cuerpo adecuado o si los otros actúan de manera diferente a como te gustaría que lo hicieran. Esta horrible actividad mental te tiraniza y esclaviza porque son las creencias del ego las que te alejan del conocimiento de tu perfección. Es la única manera que tiene el ego de luchar por su supervivencia. 

El ego es el creador de tu gran mentira: tu educación, tu sociedad, o tu mismo, crearon tus propios pensamientos, tus ideas, tus creencias, tus miedos, tus apegos y tus hábitos. Son en verdad los muros de tu prisión. Todo aquello que crees ser y que precisamente no eres. Todas las angustias y preocupaciones nacen en tu mente irreal y no en las circunstancias que te rodean. 

La felicidad y la desdicha dependen de cómo afrontemos los acontecimientos, no de la naturaleza de los acontecimientos en sí 
(Anthony de Mello)

El desapego es despedirte del pasado con amor y aceptación. Alejar el temor al futuro y permitir que la vida te muestre alternativas de armonía y prosperidad. Cuando comprendes que cada momento se ha de vivir intensamente, te capacitas para abrazar el cambio y renacer a una nueva etapa, una etapa de superación de la necesidad de repetir el pasado, permitiendo la llegada de nuevas experiencias a tu vida que te permitan crecer, evolucionar y comprender el propósito de todo cuanto sucede.
Desapegarnos no quiere decir que nada nos importe. No se trata de renunciar, pues no renunciamos a la intención ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado. No es una aceptación resignada y desesperante de todo aquello que la vida nos ofrece en nuestro caminar. No es un desatender nuestras propias responsabilidades hacia nosotros mismos o hacia los demás. Es simplemente redescubrir la vida mediante el redescubrirse a sí mismo. Es romper las rejas que tu mismo te impusiste. Es renunciar al ¡que feliz me haces! y al ¡esto me hace feliz!

Implica aceptar la realidad de los hechos. Nos libera de nuestra sensación de pérdida de paz, de nuestras preocupaciones y pesares porque nos hace disfrutar de la vida a pesar de los “problemas” no resueltos. Es una aceptación de la fe en nosotros mismos y en Dios. Sabemos que todo se encuentra programado y nada queda al azar. Recordar que caminamos de la mano de Dios, soltarse a lo desconocido, es un perfecto caminar en la seguridad de que mas allá de tu percepción de las sombras, siempre está la luz. La luz de la comprensión y la consciencia de lo que es cada uno. 
Siempre has sido feliz y el problema es que lo has olvidado. Siempre has estado completo, aunque dormido, y en tu sueño crees que es posible necesitar, igual que crees que es posible la pérdida e incluso la muerte.
 
"En lo profundo de tu interior yace todo lo que es perfecto, presto a irradiar a través de ti sobre el mundo. Ello sanara todo pesar y dolor, todo temor y toda sensación de pérdida porque curará a la mente que pensaba que todas esas cosas eran reales y que sufría debido a la lealtad que les tenia."
(L-pI.41.IV:1-2)

El amor es la respuesta al apego. Amar, no es querer, porque lo que quieres pretendes poseerlo. El amor es libertad y solo puede crecer en libertad; es permitir que las cosas pasen como tienen que pasar, que la gente sea como es en realidad, con sus propias ideas, gustos o actitudes. Otorgar a cada persona la libertad de ser responsable y de madurar, es la única manera de encontrar nuestra propia libertad para vivir nuestra propia vida sin sentimientos excesivos de culpa o responsabilidad hacia los demás. Vivamos nuestra propia vida al máximo de nuestra capacidad y para ello amemos sin condiciones.

Su recompensa no tiene precio: la paz interior. La serenidad y la capacidad de dar y recibir amor de una manera que nos llena de energía y nos dota de la libertad para encontrar soluciones verdaderas a aquellas situaciones que nos envuelven.

Es la hora de elegir entre tu apego y la felicidad. ¡Ser feliz es siempre tu elección!
 

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